lunes, 17 de octubre de 2016

Los rebeldes. Sandor Marai



       Cómo se comportaría uno, especialmente un adolescente-juvenil, cuando lo que le espera en un futuro cercano es ir a un matadero. No al Matadero 5 de Vonnegut, ni al Matadero de Madrid, a ver un documental un jueves por la tarde, si no algo más chungo. Al matadero de la Primera Guerra Mundial, cuando además, en 1917,  se ha pasado aquel frenesí guerrero que adoptaron muchos europeos al inicio de la contienda y que retrató perfectamente Celine en su Viaje al fin de la noche.



      No, en la pequeña ciudad húngara (supongo) donde se desarrolla la trama ya no hay mucha ganas de ir al frente. Los trenes no traen productos chinos como ahora, si no mutilados de guerra. Y el rio arrastra siniestramente, nos cuenta Sandor Marai, los cadáveres de muchas victimas de la guerra.



       Un grupo de adolescentes hace buenas migas. Es un grupo variopinto donde se mezclan clases sociales, si es que esto es posible, no lo plantea el autor, al que a se añaden algunos elementos interesantes como un manco veterano de guerra a sus veinte años y un extraño e inquietante actor de vida disipada, como se decía antes, fama que debían de tener los miembros de este gremio antes de que les diera por firmar manifiestos.



Su nexo de unión además de la edad y la vecindad académica es su rechazo al mundo adulto. No es de extrañar con lo que les espera. Y su forma de oponerse a el, es rechazar las leyes adultas. Y no voy a contar más que lo spoiloreo.

La revolución romana. Ronald Syme



    Tochazo tremendo publicado al parecer en 1939 y vuelto a reeditar, al menos en España, hace poco. No lo he podido terminar. Mucho dato, mucho nombre, mucho lio. Creo que se nos cuenta básicamente el fin de la República y el inicio del Imperio con Octavio-Augusto sobrinazo de Julio César al mando durante unos cuantos años. Lo cierto es que lo he dejado a medias me ha aburrido un poquillo. Fin.